domingo, 29 de marzo de 2009

66. Zoo en Cartagena.

Hace dos, tres semanas, en uno de los Miercoles Mágicos, volvimos a salir de compras. Solo íbamos a la librería a por un libro que me hacía falta, pero al final, el Edu y sus artes de convicción, me arrastraron con él al Zenit, otro mini centro comercial.
No recuerdo a qué íbamos exactamente, pero acabámos comprando peces. Dos él y dos yo, y como las peceras se salían de precio, compamos dos tupperware. Al Edu le hacía mucha ilusión tener peces, así que les llamó Ruauhh y Bamby, aunque no quiere que nadie lo sepa, por eso les dice Rocky y Rambo, pero ami no me engaña.
A la vuelta del fin de semana siguiente, por desgracia para él, Ruauhh estaba flotando en el agua sucia del tupper. En un fallido intento de contener su tristeza, al Edu, se le escaparon unas lagrimillas.
Estos son nuestros peces.



Desde el primer día en que empezamos a vivir en Cartagena, el casero nos dijo que estaba prohibido tener animales en el piso. Nosotros pensamos que por unos peces no nos diría nada, pero ahí no se quedó la cosa.

El Chema encontró cerca de su casa una perra con perricos alrededor. No sabía que hacer, así que llamó al Edu. "Si, si, bajo ara' mismo". Qué mejor idea que la de apartar un perrico de su madre y llevarnoslo a Cartagena. Bobby, que así se llama, lleva ya un par de semanas viviendo con nosotros. Al principio, lloraba y lloraba, pero por fin, se a adaptado. Tanto que ya deja regalicos en la habitación del Edu.




El Edu es el encargado de cuidarlo, esperemos que no lo haga igual que con sus peces.

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65. Miercoles Mágicos.

Hace ya algunas semanas, hubo unos días en que el Edu terminaba su jornada laboral a la una del medio día aproximadamente. Era increible ver como llegaba deprisa y corriendo, estresado seguramente, y sin pensarselo dos veces, se ponía el pijama. Eran días en los que vivíamos extremadamente a nuestro gusto, demasiado diría yo. Pero el Edu no se daba cuenta, y no se da, de que estaba destrozando el sofá de tanto uso. Pasaba el rato viendo sus programas favoritos de la tele (ya os contaré). Hasta que decidímos que no podía seguir así. Yo le acompañé.
Miercoles, dijimos. Tal día los dos tenemos clase, pero son las típicas asignaturas rollo en las que luego te pasan los apuntes. Y como tampoco tenemos prácticas, los bautizámos como Miercoles Mágicos.
Por la mañana jugamos al tenis, si me levanto a tiempo, y por las tardes... salimos de compras a cualquier sitio. Por ejemplo... en los chinos, haciendola negra.



El miercoles pasado estuvimos en el Espacio Mediterraneo, un centro comercial a diez minutos en coche. Pasamos al Decathlon y jugamos un rato al Ping Pong, al baloncesto, al futbol y al rugby. Nosotros seguimos creyendo que allí todo se puede probar. Despues de innumerables paseos por otras tiendas encontramos la esperada bolera, donde resultó que los miercoles hacen descuento. El muy salvaje casi revienta los bolos. Un par de partidillas y pa' casa.
Hay muchas cosas más que contar de los Miercoles Mágicos pero... otro día.

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sábado, 28 de marzo de 2009

64. Bingo.

Lo prometido es deuda. Hoy os voy a contar la experiencia que vivimos en el bingo.
Como todos los domingos por la noche, al llegar a Cartagena, Edu y yo nos fuimos derechitos a la casa de Pedro, Ana Alicia y Lorkino. Llevábamos tiempo queriendo ir al bingo, y por fin, llegó el día. A todos les parecía absurda la idea de codearnos con personas de avanzada edad, por eso solo terminamos yendo la Ana Alicia, el Edu y yo.
Una vez dentro, éramos el centro de atención, pero no porque fuésemos los más jovenes de la sala, sino porque era practicamente imposible pasar desapercibido con el Edu entre nosotros. Aunque tampoco podemos olvidar la irresistible tentación que el Edu crea sobre las mujeres maduras como... que se yo... Carmen Romero, por ejemplo. En realidad no había mucha gente jugando, la suficiente para que el bote ascendiera al rededor de 50 euros.
Sin duda alguna el mejor momento de la noche, fue ver la cara del Edu cuando le cambiaron un billete de 50€ por otro igualito a ese pero del monopoly. Os explico. Las personas que reparten los cartones van muy deprisa y no tienen tiempo a devolver cambio, fue por eso que quitaron el valioso billete de las sucias manos del Edu y le obsequiaron con un falso y colorido billete de juegos. Dentro de mi comenzó a crearse una sensación extraña pero muy, muy conocida al ver la su cara. Risa. Mientras tanto, desconcertado, el Edu se preguntaba que pasaría, hasta que al fin, le dieron su ansioso cambio una vez empezado el bingo.
Estos videos grabados por el mismisimo Edu demuestran nuestra presencia en el bingo, y cómo un viejo de la mesa del al lado no dejaba de mirarnos. Bueno, se relamía la lengua mientras miraba al Edu, pero no le dimos importancia.





Al final de varias partidillas, ¿a que no adivinais a quién le toco el bingo? Al Edu. Le trajeron sus 40 y pico euros en monedas en una bandeja. Y le dijo la mujer: "Bueno, ahora es cuando el ganador deja la volundad de propina". Comenzó a coger monedas... y solo dejó las marrones, como se suele decir. Yo hubiera hecho lo mismo.
Despues de aquello llegó el momento de celebrarlo invitandonos a cenar al chino. Y así fue. Solo había pasado una semana desde que me rei de la chinica en su cara y ya estabamos otra vez allí. Nos regalaron un chupito de licor de mora o algo así, y ya conoceis al Edu, casi acabamos con la botella entera.
Fue una bonita noche para todos.

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domingo, 1 de marzo de 2009

63. Grandes momentos.

Esta semana pasada, hemos estado recordando algunos de los grandes momentos que hemos pasado juntos. Entre ellos: las cientos de gomas que desaparecían por arte de magia del estuche del Navarro, las ojas que le metía a los bocadillos del Andreu, las veces que hemos saqueado al Pepe y al Lorkino, los gargarejos del Navarro (gargarejo = abrir de piernas contra un arbol), las clases de francés en el mercado... y muchas cosas más. Pero hay dos momentos ilustres los cuales debo mencionar.
El primero. El año pasado, en clase de lengua, nos disponíamos a recibir la que iba a ser nuestra primera nota del trimestre en esa asignatura. Recuerdo que era sobre el libro de Azorín. Guirao estaba a mi lado, y a su vez, Garrido al lado de él. Lógicamente las notas eran mas o menos medio bajas, por el cinco, excepto una. Todos teníamos nuestra nota sobre la frente: 5, 5'5, 4'5... pero había algo en el examen de Garrido que lo hacía diferente del resto. En lugar de su correspondiente nota, había una enorme X a bolígrafo rojo. Después de innumerables carcajadas por nuestra parte, preguntó a la profesora qué significaba eso. Trás un repaso de su examen, la profesora nos comentó que la extraña X era su justa calificación. Guirao y yo, no podíamos parar de reir, y, como le dije en el aquel momento: "Sería perfecto que hoy pusieran el capítulo de los Simpsons del Señor X".



Y el segundo. Este es otro de los mejores, también en clase de lengua. Guirao y yo volvíamos a sentarnos juntos en nuestro sitio, como siempre, delante del Chema y Garrido. Ellos dos dejaron sus mochilas sobre su mesa y salieron un momento al pasillo. De repente, nuestro querido amigo Pedro Pedro, se aproximaba hacia Guriao y a mi. Y bueno, esta historia es mejor que la veais por vosotros mismos. Es exactamente lo que pasó.



Y así fue. Garrido, flipao, se tuvo que cambiar de sitio. xD
En resumen, como dice el Edu: "Todo el mundo, alguna vez, sufre el hijoputismo del Grego".

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