A la tarde siguiente, decidímos volver a intentar jugar a los bolos, pero esta vez, fuimos al Thader a Murcia, que allí seguro que estaba abierta. Edu, Chema y yo eramos quien íbamos, pues los demás aun tenían examenes. A más de la mitad de camino hecho, a cinco minutos de llegar, nos llama Pablo para ver si cabía en el coche. Puesto que la tarde era joven y no teníamos nada que hacer, dimos la vuelta y volvimos a Ceutí para recogerlo. Otra vez de vuelta al Thader, y sin más interrupciones, al rato llegamos. Indecisos, preferímos dar un paseo por el Decathlon. Según el Chema, allí todo se puede probar, y así lo hicimos.
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Había una especie de mono impermeable para limpiar rios o algo parecido. Era algo arriesgado ponerme eso ahí en medio, porque es normal probar una bici, unos patines, pero un mono... Me quité los bambos y me metí. Los demás hicieron las fotos y hecharon a correr por si venía alguien a llamarme la atención. Me tiré al suelo de la risa, porque ni yo ni ellos podíamos más.
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